Álvaro Valmorisco
Cierre inminente de la fábrica de nuggets de El Borrao por la muerte de un empleado
Un accidente laboral acaba con un hombre siendo cocinado y distribuido por toda España en forma de nugget
La Turuleta es la fábrica de comida más famosa de El Borrao y sus deliciosos nuggets de pollo con forma de corazón enamoran a todo el que llega. Nadie se va de El Borrao sin haber probado uno.
Hace unos años la famosa fábrica se vio envuelta en una trama de falsificación en la que un elevado número de documentos de sanidad manipulados salieron a la luz y amenazaron con el cierre total, pero desde entonces y tras pagar numerosas multas, La Turuleta goza ahora de la más impecable calidad de envasado y seguridad en sus fábricas. De hecho, los envases de sus prestigiosos nuggets cuentan con el sello Verde-Eco, que implica que los pollos utilizados son de corral. Es más, la directiva se planteaba abrir un ala dedicada exclusivamente a la elaboración de nuggets veganos en un futuro cercano.
Por desgracia, todo cambió cuando Jesús Pozueco, inspector de accidentes laborales de La Turuleta desde hacía quince años, resbalaba en la madrugada de este pasado lunes con un pequeño charco de aceite, con tan mala fortuna que se precipitaba de cabeza hacia el interior de una de las máquinas más novedosas de la planta: La Ponedora. Una enorme máquina diseñada para realizar todas las fases de elaborado del nugget de forma automática, desde desplumar al pollo hasta convertirlo en un delicioso bocado con forma de corazón. Una pieza de ingeniería de la que presumen por ser capaz de triturar “hasta los pollos más regordetes”.
La oficina forense trabaja a fondo en una desenchufada “Ponedora” para lograr separar los microscópicos restos de Jesús de los de pollo, pero la máquina es tan eficaz que no parece que vaya a haber demasiada suerte.
Se calcula que lo restos de Jesús pueden haber llegado hasta los rincones más alejados del país ya que, al haber sucedido de noche, nadie pudo revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad hasta 24 horas más tarde, cuando Jesús no apareció en su turno por primera vez en sus quince años en la empresa. La directiva asegura que la muerte fue inmediata, pese a que el testimonio de uno de los guardias de seguridad que vieron las grabaciones indica que los gritos de Jesús no cesaron hasta pasados cinco minutos desde que cayera en la máquina. Por otro lado, los forenses hacen especial hincapié en que la proporción de Jesús que pudo quedar entre los miles de kilos de nuggets que se elaboran al día en La Turuleta es mínima, pero existe.
Los miembros de la directiva lamentan el accidente y están dispuestos a pagar una millonaria indemnización a los familiares, aunque la fiscalía exige el cierre inmediato de la fábrica y que se indemnice también a aquellos clientes que hayan comprado sus nuggets entre el lunes y el martes.
